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Tener una piel sana que luzca fresca, hidratada y joven, es un sueño para todas. Pero, estamos expuestos a tantos factores externos y dañinos, que nuestra piel tiende a secarse y perder los ingredientes naturales con el paso del tiempo. En muchos de los casos, una piel roja puede ser la primera manifestación del cuerpo avisándonos que algo está pasando y debemos poner atención y cuidado.


Así es, debemos estar alertas ante una piel roja, sobre todo porque es el reflejo de lo que nuestro cuerpo está padeciendo.


Consideremos entonces que el enrojecimiento puede deberse a diferentes causas que están relacionadas con la salud o nuestro estilo de vida. De hecho, son tantas las enfermedades y causas por las que se produce un enrojecimiento que no existe un tratamiento concreto para tratar la piel roja, sino la causa que lo origina.


Por ejemplo, una de las causas está relacionada con enfermedades de tipo sistémico, es decir, aquellas que afectan a todo el cuerpo; hablamos tanto de enfermedades leves como una gripa, hasta otras más graves como la hipertensión, diabetes o lupus, por mencionar algunas. Otra de las causas, y que suelen ser más comunes cuando hablamos de la piel roja, se relaciona con afecciones cutáneas como la psoriasis, la rosácea, una dermatitis atópica, alergias o reacciones a productos agresivos que entran en contacto con nuestra piel, entre muchas otras más.


Pero ¿qué hay del estilo de vida? Imagina que además del sol, la suciedad, los cambios de clima, y demás factores externos, ponemos a nuestro cuerpo a trabajar a marchas forzadas manteniendo altos niveles de estrés, que generalmente recaen en una mala alimentación, pocas horas de sueño y mucha ansiedad. Pues bien, esto también afecta considerablemente la epidermis y provoca el desarrollo de afecciones y enrojecimiento de la piel.


Ahora bien, nuestra primer recomendación es siempre acudir con un especialista para determinar el origen del enrojecimiento y llevar a cabo una serie de cuidados básicos e indispensables para consentir a tu piel.


De inicio, te recomendamos limpiar tu piel con un jabón especial para pieles irritadas, con baños que no sean tan prolongados y con agua tibia. Después del baño y aprovechando que tus poros están abiertos, aplica una crema que sea lo suficientemente hidratante para crear una barrera protectora en tu piel. Lo más conveniente es utilizar una crema para pieles sensibles como la Crema Hidratante de CeraVe , la cual contiene una fórmula a base de ácido hialurónico y 3 ceramidas esenciales, que te ayudarán a retener la humedad natural y a restaurar la barrera protectora de la piel que perdemos con el paso de los años. El uso de una crema suave y libre de fragancia hará que luzcas una piel más joven, más hidratada y más sana.


Complementa el cuidado de tu piel con protector solar, una alimentación balanceada y sobre todo ayúdala a hidratarla tomando 2 litros de agua al día. Con estos nuevos hábitos, sentirás un cambio por dentro y por fuera desde el primer día.

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